martes, 18 de junio de 2013

El 'ya basta' que todos queremos.

Un día, después de haber estado dos horas paseando, ebria de pensamientos, me dije 'ya' y ese ya retumbó como un trueno que anuncia el ultimátum de la tormenta. Un último estruendo antes de la calma total, una lágrima que cae perezosa por tus mejillas a la vez que una sonrisa aparece en tus labios. Era momento de dejar el estar mal. Si os soy sincera es como una manta protectora muy muy pesada, hay que hacer esfuerzo en quitarsela y una vez la tienes encima...te acostumbras y ni ves opción alguna. ¿Llorar por la noche? Parte de tu rutina. ¿La música depresiva? Tu nueva banda sonora. ¿Tratar mal a los demás? Arma defensiva. Con el tiempo lo ves normal, te encuentras cómodo e incluso te gusta, es...lo normal. Pero ese día me puse a pensar. De que sirve esa manta, ese estar mal como estado básico, la respuesta vino sola : absolutamente de nada. Imaginar conversaciones que ni han pasado ni pasarán sólo sirve para hacerme daño, desconfiar de la gente para quedarte sola, y llorar para....¿para qué? Arreglar no arregla nada. Pero salen solas las lágrimas, ni piden permiso, haya gente delante y tenga que ocultarlas o no, y la verdad resulta patetico. Me hace vulnerable. Pero ya basta de todo eso. Los malos pensamientos atraen malas cosas, las lágrimas más lágrimas y la depresión más depresión. Y si no puedes eliminar la causa de todo esto deberás ser más fuerte que ella, coger todas tus fuerzas y quitarte esa pesada manta que te está hundiendo. Ser feliz es contagioso y como el tabaco afecta a ti y a los de tu alrededor y la mejor parte, no cuesta nada, gratis. Costar cuesta, y no puedes forzarlo, pero llegará ese momento. Y como siempre la cuestión es esperar.

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